El turismo es un motor importante de la economía de muchos países e incluso en algunos casos puede ser la principal fuente de ingresos. En España, por ejemplo, representa casi la mitad de la economía del país, porque además muchas actividades económicas dependen del turismo, aunque no sean del sector turístico. Eso, evidentemente, es positivo, por muchos motivos. En primer lugar, crea empleo. En las zonas turísticas se nacesita mucha mano de obra, en restaurantes, hoteles y todo tipo de servicios. En segundo lugar, hace que aumenten las inversiones extranjeras. Si una región tiene un atractivo turístico es muy probable que haya gente que compre apartamentos, que cree empresas de servisios, etc. Es lo que ha pasado en muchos lugares de la costa del Mediterráneo, en España, en Italia, en el sur de Francia, y más recientemente en Croacia y Montenegro...
Además, el turismo a menudo contribuye a mejorar las infraestructuras, lo cual repercute en la mejora de la calidad de vida de la población local, ayuda a preservar el patrimonio artístico y cultural...Bueno, en resumen, el turismo puede ser una buena forma para reactivar la economía local, siempre y cuando se fomente un turismo responsable. ¿Qué quiere decir eso? Bueno, pues que no cualquier tipo turismo es positivo para la economía de una localidad, de una región o país. De hecho, puede ser nefasto. Y creo que todos conocemos casos en los que ha sido así.